Colombia – un paraíso malentendido

Original: Kolumbien – das verkannte Paradies

Cuando los incendios ardían en laguna de Guatavita aquella noche, los Muisca sabían, que un nuevo líder pronto gobernaría a su tribu. Él se arrojó en el lago del cráter, de pies a cabeza cubiertos de arcilla y polvo de oro. Aquí vivía la Diosa Chie, la cuál ahora, complacida con montañas de oro y esmeralda, le daría poderes sobrenaturales.
La leyenda de “El Dorado”, del hombre de oro, causó desde el siglo XVI en los europeos la fiebre del oro que les llevó al corazón de Colombia. Hoy en día sus descendientes y los nativos del país coexisten en paz, aunque su visión a la vida respectiva no podría ser más diferente: mientras los colombianos modernos celebran el progreso de la civilización, los pueblos indígenas lo ven como una separación de „la Gran Madre“ – de la tierra que da vida y regala sabiduría.

Sin embargo, no es el único contraste que encontrarás en Colombia: ciudades coloniales y lugares misteriosos, montañas cubiertas de nieve y playas bañadas por el sol, metrópolis modernas y selvas salvajes, colores, música, olores, sabores… La tierra entre el Pacífico y el Atlántico fascina, desafía, inspira y exige sólo una cosa de sus visitantes: involucrarse con todos sus sentidos.

Por el amor de dios, no vayas a Colombia!

Hace años, quién se preparó por un viaje por Sudamérica, fue intensamente advertido que no caería en manos de la guerrilla o, peor aún, entrar en problemas con el cartel de drogas de Pablo Escobar. Hoy en cambio, de turista en Colombia se puede sentirse muy seguro.

Tal vez este sea el mejor momento para visitar este país: Colombia, todavía algo malfamado, sigue siendo libre de un turismo de masas. Gente abierta y amable reciben a sus visitantes. Usted experimentará un país auténtico que aún no ha vendido sus tesoros a la industria de viajes. Así que la única pregunta es: ¿por dónde empezamos?

Cultura y Catedrales: Bogotá

Para la mayoría, la capital de Colombia suele ser el punto de partida. Una de las metrópolis más grandes de América Latina espera a los visitantes con arte y cultura en su hermoso casco antiguo. La antigua ciudad colonial “La Candelaria”, cuyo pasado todavía se puede sentir en las casas y callejones, se ha ganado el apodo de „Atenas de América del Sur“ gracias a los numerosos filósofos, científicos, artistas y escritores que vivían acá desde el siglo XIX. Alrededor de semejante oasis romántico, el mar de los edificios que habitan los ocho millones bogotanos, crece diariamente. Se puede verlos particularmente bien desde el Cerro Monserrate que sobresale el altiplano de la ciudad. Es cuestión de preferencia y condición, si uno utiliza cómodamente un teleférico o sube a pie a la montaña. Los peregrinos a menudo eligen este camino, que conduce al final por una via dolorósa a la Catedral, donde piden al „Señor Caído“ el perdón de sus pecados.

Después de regresar a la ciudad, por ejemplo, comidas típicas como las mazorcas o un pedazo de „Torta de tres leches“ aportan nuevas fuerzas. Sería una lástima si no pudieras bailar a la noche junto con los colombianos a su música de salsa y cumbia. Se recomende la „Zona Rosa“, famosa por sus bares, restaurantes y tiendas.

Catedrales de sal

El trabajo en las minas de sal no sólo fue difícil, sino también extremadamente peligroso. Por lo tanto, los mineros pidieron la protección de sus santos y construyeron catedrales directamente en las minas. A poca distancia de Bogotá se encuentra la catedral de sal más grande del mundo. Incluso la cruz del altar, con sus 16 metros de altura, está hecha enteramente de sal.

Desde la sede de “El patrón” al nuevo “Hot-Spot” de Colombia: Medellín

Si te interesa la historia del narcotraficante Pablo Escobar, todo lo que quieras saber encontrarás aquí. En su ciudad natal, uno puede rastrear las huellas de su vida y su camino desde un pequeño ladrón hasta el jefe del cártel de drogas más influyente de la historia. Y tal vez se alegre de que los días de guerras de drogas, asesinatos y secuestros han terminado. En el distrito número 13, en el que sólo los criminales se aventuraron entrar en aquel momento, hoy en día se puede admirar el arte callejero. Pero no te sorprendes cuando conoces a personas que hablan incluso positivamente de Escobar: el narcotraficante más brutal de la historia también invirtió su dinero en la construcción de viviendas sociales, hecho que para algunos lo convirtió en un „Robin Hood“ de Colombia.

Si preferís algo un poco más pacífico: también el artista Fernando Botero nació en Medellín. Se dice que Botero es tan importante para ésta ciudad como Gaudí para Barcelona. Sus incomparables figuras de bronce, conocidas en todo el mundo, se pueden ver en la plaza que lleva su nombre, enrodadas por las plantas que florecen en Medellín durante todo el año. Alrededor de 5.000 especies de flores se pueden admirar en el Jardín Botánico, incluyendo la flor nacional de Colombia: la orquídea. En muchos sentidos, Medellín se está convirtiendo en una de las ciudades más calientes de América Latina.

Medellín tiene el único metro en Colombia. Y: Medellín ha sido reconocida por la UNESCO como la „Ciudad de la Música“ desde 2015. No es de extrañar que los bailes se estén llevando a cabo en todos los lugares, en los autobuses, en la calle y en las plazas. Siempre hay una razón para celebrar en la ciudad de la eterna primavera. Y sea que sólo se trate del encuentro entre dos personas. El año pasado incluso Madonna y Maluma dedicaron uno de sus temas a Medellín.

Celebrando la vida

Sin embargo, suponemos que la suntuosa estatura de las figuras de Botero no se pueda asociar con la cocina tradicionalmente pesada de Medellín. En cualquier caso, no debes perderte la degustación de uno de los platos tradicionales de la región. El „Plato de Paisa“, que consiste en arroz blanco, frijoles rojos, carne picada, chorizo, morcilla, huevo frito y palta, fue creado para dar fuerza a los paisanos por su trabajo duro en el campo. Innumerables puestos en la calle ofrecen una variedad de empanadas o el pan típico de la región – Arepa – con queso.
No importa si estés más interesado en la cultura, la historia o en lo culinario – ya una mirada al horizonte de la segunda ciudad más grande del país, cuyos innumerables rascacielos se elevan frente a las verdes montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta, es una experiencia.

Naturaleza exuberante y culturas antiguas: San Agustí

Probablemente los sitios arqueológicos más importantes y enigmáticos de la época precolombina se encuentran en la región del norte del país. Alrededor de 300 figuras de piedra, cuyo misterio aún no ha sido revelado, dan testimonio de las ceremonias sagradas celebradas en estos sitios. Las representaciones de dioses y demonios, terrazas, tumbas y murallas de tierra son ahora reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Todo esto está rodeado de plantaciones de caña de azúcar y café, que producen ricas cosechas gracias al clima caliente y al constante suministro del agua por la nieve derretida de las Cordilleras: un recolector de café experimentado cosecha hasta 40 kilos de granos maduros diariamente. En las fincas de café puedes experimentar cómo se asa los granos de café colombiano para la bebida mundialmente famosa.
Muy cerca, en el este de Bogotá, hay un destino de excursiones muy popular: Coloridas casas, cafeterías y pequeñas tiendas transmiten paz y tranquilidad. Aquí, en el pequeño pueblo Salento el tiempo se ha detenido.

Sin embargo, mucho ha ocurrido alrededor de Salento: Hace unos 25 años se puso bajo protección el árbol nacional de Colombia: La palma de cera. Anteriormente ella había sido casi aniquilada, en parte porque sus frondas se utilizaban a menudo para las procesiones del domingo de palma. Se trata de las palmas más grandes del mundo, las cuales fueron descubiertas por el científico Alexander von Humboldt mientras exploraba las plantas y animales autóctonas de Colombia. Miles de especies de animales viven en la selva tropical. Los ornitólogos por sí solos han identificado hasta 140 especies de colibríes.

La zona también es un paraíso para los aventureros del Canopy: por unos dos kilómetros de cuerda de acero se puede volar sobre las plantaciones y la naturaleza de la selva exuberante a una velocidad de casi 80 kilómetros por hora. Desde una altura de hasta cien metros se disfruta de una vista embriagadora. La selva colombiana acá se convierte en un parque de diversión para adultos e adolescentes.
La naturaleza incomparable del Parque Tayrona se extiende por más de 150 kilómetros cuadrados hasta las playas más hermosas del caribe. Acá se sigue a los pasos de los indígenos.

El Parque Tayrona es su reserva, donde protegen a su madre tierra y aseguran que las bahias pintorescas no sean destruidas por el comercio. No vas a encontrar kioscos en la playa ni electricidad en unos de los numerosos refugios ecológicos, donde viajeros pueden pasar la noche en hamacas a la luz de las velas.

Si bien se considera playas como “El cabo” o el pueblo de pescadores “Taganda” verdaderos paraísos para mochileros y desertores: solo los indígenos Kogi tienen el derecho de vivir aquí permanentemente.
En el camino desde la Sierra Nevada hasta las playas del caribe, uno está siempre acompañado por el canto de pájaros innumerables. Se encuentra las morfos azul andinos, hermosas mariposas azules iriscendentes, hormigas cortahojas, largatos, tucanes… Orquídeas y bromelias forman un lugar, donde se puede conectar con la naturaleza como en ningún otro.

La personificación de la romantica colombiana: Cartagena

La atmosfera en la Boca Grande frente al casco antiguo de Cartagena es totalmente diferente. Esta zona se caracteriza por edificios modernos con apartamentos carísimos con vistas al mar. Desde aquí, las lanchas rápidas toman rumbo a las Islas de Rosarios, de las cuales la mayoría es de propiedad privada. Sin embargo, algunas como Isla de Pirata están abiertas al público. Casi nadie se abstendría de nadar en el agua verde esmeralda a unos agradables 25 grados de temperatura. A aquellos, que incluso pueden bucear en el coral circundante, espera un fascinante mundo submarino con criaturas marinas iridiscentes, peces coloridos o incluso una u otra tortuga.

Hablando de piratas: Desde Sir Francis Drake, entre otros, saqueó la rica ciudad en la costa caribeña en nombre de la Reina de Inglaterra, Cartagena se protegió por una muralla, pero su construcción iba a tomar más de 200 años. Dentro de las murallas, una de las ciudades más bellas de América Latina apela a todos los sentidos. Cada piedra de las catedrales magnificas, palacios y monasterios cuenta su propia historia. Visitando el colorido casco antiguo, se podrá degustar los dulces regionales, plátanos fritos o incluso creaciones hechas de cocos. Por la noche, el ron y el aguadiente fluyen, el último una bebida fuerte hecha de caña de azúcar y anís: ¡una fiesta de cumbia en Cartagena definitivamente no se puede perder!

Una explosión de colores y sonidos: El carnaval en Barranquilla

El aire huele a sal, las temperaturas suben por encima de 30 grados y el aire vibra con sonidos africanos. Los disfraces y bailes no son de ninguna manera inferiores a los del carnaval de Río. En febrero, en Barranquilla reina la locura durante cinco días, y sobre todo cuando los pétalos vuelan en la Batalla de Flores, queda claro por qué el Carnaval de Barranquilla es único en América Latina. No en vano el rival más grande de la fiesta brasileña ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Muy diferente, pero a su manera impresionante, es un viaje al desierto de Tatacoa. Aquí, los cañones de arena roja se alinean con sabanas secas con cactus y pequeñas áreas de hierba, sólo para convertirse en un paisaje lunar gris el próximo momento. Se dice que éste desierto seco antes era un mar. Los hallazgos esqueléticos hablan por ello.
Otra experiencia no menos impresionante es una caminata a lo largo de los „Caño Cristales“. En este río crece una especie de algas, lo que la hace brillando en todos los colores del arco iris.

El lugar más misterioso de Colombia: La Ciudad Perdida

A la Ciudad Perdida solo se puede llegar a pie en una caminata de cuatro hasta seis días. Quienes a esto les recuerda del Camino Inca en Perú están bien acertados: la Ciudad Perdida es también un lugar sagrado de la época precolombina, al que sólo se puede llegar a través de un largo ascenso por más de 1.200 escalas. En la caminata se encuentra con los indios Kobi y sus sitios de meditación. Los indios Kogi, siempre vestidos de blanco, viven como autosuficientes y buscan una armonía completa con la naturaleza, que ha sido perdida por la civilización moderna. Por lo tanto, los sacerdotes Kogi se comunican regularmente con la „Gran Madre“. Se pasa por los santuarios donde el jaguar, la rana y la luna eran adoradas como deidades naturales. Pasando casitas de barro y palmeras secas hasta llegar a las místicas terrazas redondas de piedra, que están esperando al visitante al final del sendero. Se estima que sólo una cuarta parte de la ciudad construida hace más de mil años ha sido descubierta. La recompensa después de la extenuante caminata es una magnífica vista y la energía muy especial de este misterioso lugar lejos de la civilización. Los indios Kogi luchan con todo su corazón para asegurar que esto siga siendo así, y que la ciudad perdida no se convierta en un imán turístico superpoblado como Machu Picchu. Por ende, sólo conceden licencias a elegidos proveedores de turismo y dan permiso a sólo entre 40 y 50 personas por día para subir.

Un consejo confidencial

Si deseas escapar de la civilización vos mismo, las caminatas por el Parque Nacional Cocuy son una oportunidad única. Aunque el senderismo en Sierra Nevada a una altitud de más de 5.000 metros requiere un poco de fitness y adaptación a la altitud, estarás recompensado por una vista a picos nevados y lagos de montaña únicos – en un paisaje en el que el hombre todavía no dejó sus rastros.

El único riesgo es que quieras quedarte.

¿Guerras de drogas, de guerrillas, mejor quedarse en casa? Colombia es una perla, que – en mis ojos – afortunadamente todavía no se ha limpiado completamente. Desde ríos arco iris por colibríes iridiscentes hasta trajes de carnaval de todos los colores, probablemente no hay nada que este país no tenga para ofrecer. Y todo esto todavía en gran parte desconocido y auténtico. Difícil de prognosticar cuánto durará esto. Pero, sin duda, es sólo cuestión de tiempo antes de que se haya extendido por todo el mundo, en que país hermoso y ahora seguro que se ha convertido Colombia. Por lo tanto, el mejor momento para visitar a las playas, montañas, ríos y bosques, la música y a la gente alegre es: ¡ahora mismo!

La declaración colombiana lo resume: El único riesgo es que quieras quedarte.

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